Según hemos visto estos
días hay personas de Las Palmas de Gran Canaria que han considerado excesivo lo
que se ha armado en La Isleta por unos centímetros de tierra,
también personas que han comentado en redes sociales que si no teníamos nada más que hacer que estar interfiriendo en una obra pública por un árbol más o menos, me gustaría con este escrito que se entienda que cada árbol plantado en el barrio lo hemos tenido que luchar, que cada centímetro de plaza pública que existe en el barrio ha sido posible porque los isleteros nos hemos empeñado que nuestro barrio se merece estar equipado con los servicios públicos básicos para que nuestros niños y jóvenes disfruten en espacios abiertos con total seguridad, y por supuesto los isleteros del siglo XXI continuaremos en la lucha, ni un centímetro menos, por un árbol más.
también personas que han comentado en redes sociales que si no teníamos nada más que hacer que estar interfiriendo en una obra pública por un árbol más o menos, me gustaría con este escrito que se entienda que cada árbol plantado en el barrio lo hemos tenido que luchar, que cada centímetro de plaza pública que existe en el barrio ha sido posible porque los isleteros nos hemos empeñado que nuestro barrio se merece estar equipado con los servicios públicos básicos para que nuestros niños y jóvenes disfruten en espacios abiertos con total seguridad, y por supuesto los isleteros del siglo XXI continuaremos en la lucha, ni un centímetro menos, por un árbol más.
El 15 de julio de 1927, se presenta ante el Excmo.
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, solicitud de construcción de una
plaza o parque en el barrio, debido a que no existía ninguno, de hecho el más
cercano era el parque Santa Catalina, se propone en este momento un solar entre
las calle Faro y Luján Pérez, por las referencias físicas que se ofrece en los
documentos municipales, pudiera ser la manzana comprendida entre estas 2 calles
y Gamonal y Ayacata, este hecho que parecía el final de una larga
reivindicación se convirtió en el principio de variados acontecimientos hasta
que por fin tuviéramos nuestra plaza. Esta solicitud fue firmada por al menos
70 vecinos.
Posteriormente la corporación solicita al arquitecto
municipal el oportuno informe que es firmado con fecha 15 de octubre de ese
mismo año, el cual refleja que tal como planteaban los vecinos es indudable que
el barrio necesitaba la construcción de alguna plaza, entre otras cosas no se
cumplía con el requisito de la R.O. de 9 de agosto de 1923, por el que al menos
el 10% de todas las urbanizaciones debía destinarse a espacios públicos de ese
tipo y que justo el espacio aconsejado por los vecinos es adecuado debido a su
difícil urbanización por el desnivel que posía el terreno.
Pasan algunos años y lejos de cansarse con el exceso de
burocracia existente, los vecinos aumentan su reivindicación y empiezan a
reivindicar un espacio bastante mayor, además bastante mejor situado ya que se
encontraba justo enfrente del “grupo escolar”, sin duda la reivindicación y
consecución de este espacio ha sido una de los mayores regalos que nos han
hecho nuestros abuelos, ¿Qué espacio público de vital importancia para la
historia del barrio se haya comprendido entre las calles Tinguaro, Pardilla,
Bentejui (en aquella época Pablo Iglesias) y Guayadeque?.
Así 3 años después de haber presentado la primera
solicitud, se presenta nueva escrito en la línea que he expuesto en el párrafo
anterior,
“Señor
Alcalde de esta Ciudad.
Los
que suscriben vecinos del barrio de La Isleta del Puerto de la Luz, a V.S. atentamente
exponen:
Que
en los planos, de parcelación de terrenos de este
barrio y en los recientes de
urbanización del mismo, se ha reservado un solar frente al Grupo Escolar,
entre éste y la
desembocadura de la calle Pablo Iglesias, cuyo solar ha estado siempre destinado a un futuro parque
o plaza que fuera un sitio
de expansión para
la infancia educada en aquel centro y que sirviera
como lugar de descanso al importante y
creciente núcleo de población del citado barrio.
No será, quizás, este parque o plaza,
suficiente para
las necesidades de todo el vecindario, pero
es evidente que, necesitando todo núcleo de población
sitios bien aireados para
soles públicos, y careciendo este del que somos vecinos del más breve rincón de esparcimiento de
tal carácter,
es de justicia dotarle del que hablamos, tanto más habiendo sido reservado, y estando a todas luces indicado para tal fin, sin perjuicio de aprovechar
otro u otros de
menor tamaño que, situados
en lugares bastante retirados de él dentro
del mismo sector del barrio, aun siendo de reducidas proporciones, servirían,
justamente, para
complementar la capacidad del parque o plaza del que nos ocupamos.
Han
oído estos vecinos que en los recientes proyectos municipales relacionados con La
Isleta, aparece desestimado este solar para darle la aplicación
indicada, a pesar de que, a fuerza de haber sido reservado para ello por los
propietarios del mismo, todo el vecindario se ha acostumbrado a respetar aquel lugar y a mirarlo como el indiscutible parque
de esta parte de la población.
Por
lo expuesto:
SUPLICAMOS
a V.S. que teniendo por presentada esta
instancia y previos los
tramites de reconocimiento
y estudio reglamentarios, se sirva dar las órdenes oportunas
para que en el solar sito frente al Grupo Escolar de la Isleta, entre este y la
desembocadura de la calle Pablo Iglesias, sea emplazado el parque o plaza de que este barrio está tan necesitado.-
Las Palmas, 5 Julio de 1930.”
Esta solicitud es firmada por más de
100 vecinos, 3 días de después el arquitecto municipal presenta el presupuesto
de las 2 plazas propuestas:
Plaza frente al Grupo Escolar:
33.625,00 pesetas.
Plaza entre las calles Faro y Luján
Pérez: 6.574,00 pesetas.
Entre tanto tiempo perdido surgió un
problema bastante importante para la ejecución de la plaza entre Faro y Luján
Pérez, y es que esos terrenos fueron vendidos por los dueños a personas que pidieron
las oportunas licencias de obras y empezaron a construir en uno de los solares
destinados a la plaza, con lo cual se genera un problema importante ya que se
paralizan las obras y comienza un proceso de valoración de posibles
indemnizaciones a los compradores del terreno, 660 metros cuadrados repartidos
en:
Prudencio Tejera Suárez: 180,00
metros cuadrados.
Juan Artiles Medina: 180,00 metros
cuadrados.
Miguel Alonso del Toro: 150,00
metros cuadrados.
Celestino Ramírez: 150,00 metros
cuadrados.
En abril de 1932 se produce la
donación por parte de los herederos de Pedro Bravo de Laguna de los terrenos
que se encontraban frente al Grupo Escolar.
En mayo de 1932 y ante todos los problemas que genera las
posibles expropiaciones de los terrenos entre Faro y Luján Pérez se desiste la
construcción de esa plaza, en los días siguientes se decide que la plaza más
pequeña se construya al final de la calle Benartemi, denominándose Plaza de
Ferret, nombre con el que todavía se conoce. Después de 5 años desde la primera
solicitud por escrito y tras el enorme empeño de nuestros abuelos se consiguió
que por fin estuviera todo preparado para la construcción de estos 2 espacios
públicos en el barrio.
jps, La Isleta a 4 de junio de 2017