Sucedió el 2 de marzo de 1902.



                                          jps, Archipiélago Canario a 2 de marzo de 2012.

     “A reclamación formulada por el gobierno cubano, el gobierno español ha indemnizado con doce mil quinientas pesetas á nuestro compañero en la prensa D. Secundino Delgado, por haber sido injustamente preso en Madrid de orden del general Weyler”. Con esta información publicada el 5 de diciembre de 1905, en el periódico “El Tiempo”, se daba a conocer la resolución por la que se declaraba no ajustada a derecho el arresto y posterior prisión de Secundino Delgado. Este arresto fue realizado en la mañana del día 2 de marzo de 1902, justamente hace 110 años.
     La orden de prisión contra Secundino había sido dictada en La Habana en 1897, por un presunto delito de fabricación y colocación de explosivo de dinamita en edificio público, en referencia a la explosión ocurrida en la mañana del 28 de abril de 1896 en el edificio ocupado por la Capitanía General de La Habana, como hecho destacado Secundino ni siquiera fue juzgado por ese presunto delito, ya que entre otras cuestiones los expedientes iniciados al respecto se encontraban totalmente sobreseídos, en virtud el tratado de paz firmado por España y Estados Unidos en París el 10 de diciembre de 1898. En este sentido las otras personas que habían sido arrestadas ya habían sido puestos en libertad por el mencionado sobreseimiento de la causa. Otro dato que considero importante mencionar es que en él mismo expediente de Secundino existe una nota que informa de la situación de sobreseimiento del expediente.
     Volviendo al día conmemorado, a principios de 1902 Secundino vivía veinte días al mes en Santa Cruz de Tenerife, lugar desde él que dirigía la publicación del periódico ¡Vacaguaré!. Los otros diez días se dirigía a Arafo, lugar donde vivía su familia por prescripción médica. Para Secundino durante estos días de visita a su familia vivía una “dicha perfecta”.
     “¡Ah! ¿Cuánto vivía yo en estos diez días!... ¡Cómo se me hincha el alma de gozo al contemplar una pradera llena de luz, un peral florido, una almendro nevado por sus flores, una amapola roja en la llanura verde...”.
      Secundino había vuelto a Canarias a finales de 1900 y desde ese momento tuvo una destacada vida publica tanto por su trabjo en la redacción del periodico “El Obrero”, organo de expresión de la Asociación Obrera de Canarias, como en por su importante labor en la constitución del Partido Popular Canario, pero entonces ¿Por qué no había sido arrestado con anterioridad?, evidentemente la causa de la detención fue la publicación del primer número de la revista "¡Vacaguaré!", aunque curiosamente en ningún momento de su proceso se menciona delito alguno referido a ¡Vacaguaré!.
     Para hacernos idea de la repercusión obtenida por este periódico, el tema fue tratado hasta en el Congreso de los Diputados de España, así a principios de marzo de 1902, el Marques de la Casa-Iglesia, informa de la aparición en Canarias de un periódico, “cuyo solo titulo Vacaguaré, es una provocación a los españoles”
     Para terminar me gustaría recordar como describió Secundino su arresto:
  
     “Un roce ténue, como el de una pluma, me abrió los ojos. Era Lila que me besó y ahora, sentada en mi lecho, reía á carcajadas frescas y sonoras.
   -Vístete- me decía- para que veas mis palomas mensajeras con sus pichones, la gallina con sus pollitos, la pata en sus huevos…. ¡anda, anda pronto! ….
   -Bueno: cuando salgas me vestiré-la díje acariciándola.
   Saltó como una gacela y desapareció cantando:
          “Aguila que vas volando dame una pluma….!
   Por la ventana abierta, veía un cacho de cielo, rojo por la luz de la Aurora. Y frente á mí, alzábase, perforando con su pico las altas nubes, el majestuoso Teide. Cubríalo una túnica blanca y refulgente como el cristal, y á sus reflejos yo soñaba despierto en su historia pasada.
   Hallábame sumido en aquella contemplación estética, cuando entró mi hija como ciclón, diciendo á borbotones:-Pápa, ahí están dos hombres disfrazados y con sombreros de tres picos preguntando por ti. Levántate enseguida y ven…. ¿oyes?....
   Al poco rato fui. Me encontré dos guardias civiles que arrebataron mi libertad….
   Interrogué al cielo…. ¡Cuán bello é impasible le encontré ese día!
   Los inocentes se acurrucaron en las enaguas de la madre como polluelos á la vista cercana de dos milanos.
   Y á mi memoria acudieron estas palabras de un filósofo: “semejante á los carneros que juegan en el prado, mientras con la mirada el carnicero elije entre el rebaño, nosotros no sabemos, en nuestros días felices, que desastre nos preparan, precisamente en aquella hora; calumnia, persecución, martirio, etc.”
   -¡Eh, vamos!-dije á los guardias-y salí de mi casa, entre maüsers, con la sonrisa en los labios que produce the joyol of grief…..

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