“Sangrientos sucesos en Las Palmas, “Tres muertos, tres heridos, numerosos leves y contusos. La política leonista asesina a los hombres honrados”.
Con este título y subtitulo comenzaba “El Progreso, Diario Republicano Autonomista” el artículo con él que comunicaba a sus lectores el desgraciado suceso acaecido a las puertas del colegio electoral de Arenales, la tarde del 15 de noviembre de 1911.
Por otro lado, periódicos como “La Región”, preferían una exposición bastante diferente “Durante el escrutinio y cuando ya se consideraban derrotados los republicanos, tuvo lugar la agresión rechazada por la Guardia civil”.
Los periódicos, cada cual con su punto de vista, expusieron los sucesos, aparte de publicar las comunicaciones oficiales entre distintos ámbitos del Gobierno.
A las 17,45 horas el Delegado del Gobierno en Las Palmas, informa al Gobernador Civil de lo sucedido:
“En este momento me comunican que habiendo sido agredida Guardia civil, hizo fuego resultando algunos heridos”.
“Enterado de la agresión a la Guardia Civil, reitero a V.E., sostenga a todo trance el orden público. Tengo la seguridad de que la fuerza del benemérito Instituto sabrá amparar a los pacíficos y refrenar a los revoltosos”.
Posteriormente llegó al Delegado del Gobierno otra comunicación del Gobernador Civil, para que fuera publicada en la prensa:
“Lamento desgracias, pero agredir al Instituto benemérito, salvaguarda del orden, ocasiona estas desgracias que deben pesar en las conciencias de los que impulsan masas inconscientes. Dios permita que ese buen pueblo no presencie más tumultos que lleven lutos a las familias, cuyo dolor comparto. Publique este telegrama en la prensa y continué manteniendo el orden a todo trance”
Especialmente importancia tiene el telegrama enviado, desde el Cuartel de la Guardia Civil en Las Palmas de Gran Canaria al Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Santa Cruz de Tenerife, en este se describe la versión oficial, sobre los hechos, ofreciendo datos importantísimos para la posterior defensa del Teniente Abella como que la Guardia Civil fue agredida con piedras y disparos desde la casa de enfrente al colegio, también se hace público en este telegrama que en la agresión a la Guardia Civil, habían sido agredidos el Teniente Abella, un sargento, un cabo y un guardia.
“Sobre cuatro tarde, situada infantería al mando del teniente Abella derecha e izquierda local colegio electoral, cuyo frente despejó por requerimiento estricto presidente, fundado en coacciones y alterar el orden masa numerosa que procedía de cargadores Muelle Puerto Luz; arrojaron piedras y dispararon tiros desde azotea del frente al Colegio contra este edificio y fuerza, recibiendo pedradas sin daño de consideración teniente, sargento, un cabo y un guardia y un paisano disparó pistola sobre teniente, y como de calles cruzan la de la Marina donde estaba la fuerza, grupos de mas de mil personas obreros del puerto en mayoría, intentaron copar la fuerza; hizo esta fuego por orden Teniente resultando tres obreros carboneros, de los que uno es cabecilla, muertos y conducidos por Cruz Roja cementerio y 4 heridos hospital; de acuerdo con Delegado dispongo concentración Teror, que llega esta noche y Santa Lucia y Tejeda y Juez militar instruye sumaria y aparentemente orden establecido.”
Las elecciones municipales de noviembre de 1911, se celebraron el domingo 12 de noviembre, ese mismo día la mesa correspondiente a la sección cuarta del distrito de Arenales fue destruida por un ciudadano conocido por “padre y madre”, supuestamente relacionado laboralmente con el Partido Liberal, este partido había conseguido 21 de los 25 concejales y los ánimos estuvieron, esos 3 días, muy exaltados, por lo que desde un sector de la población, encabezado por Juan Rodríguez Quegles, se planteó al alcalde Felipe Massieu buscar una fórmula de consenso, al ser listas abiertas está opción era posible bastando con presentar un candidato cada partido, con lo que el Partido Liberal hubiera conseguido la aplastante victoria de 22 concejales de los 25 electos, pero esto no colmó la sed de victoria de Massieu ya que pretendía ganar también en esta sección y conseguir las actas para Lorenzo Pérez Fabelo y José Hernández, según los datos de esa época, la victoria republicana en esa sección era bastante posible.
Así la jornada electoral se repitió, solo para esa sección, el miércoles 15 de noviembre, la jornada comenzó con una calma tensa, a las diez de la mañana acudió al colegio el notario Agustín Delgado, para levantar acta de lo que ocurriera, pero el presidente de la mesa no le permitió realizar su cometido, hasta que al mediodía corre por la ciudad la noticia de que Franchy Roca había sido arrestado, noticia que provocó que varios trabajadores del Puerto acudieran al comité republicano y al colegio electoral para contrastar la noticia, comprobando la absoluta falsedad de la noticia. A esa misma hora la Guardia Civil comandada por los Tenientes Abella y Almansa toman posiciones en la calle Carvajal, no tomando posiciones a las puertas del colegio hasta las tres.
A las cuatro de la tarde terminó el proceso electoral, cerrándose el colegio para proceder al escrutinio, cinco minutos después se produjo una carga de la Guardia Civil que acabó con la vida de seis obreros del Puerto de La Luz.
Lo sucedido en esos fatídicos cinco minutos, presenta versiones absolutamente dispares:
a). Una vez cerrado el colegio electoral, los trabajadores intentaron asaltar el colegio electoral a la fuerza, atacando a la Guardia Civil con piedras y disparos de balas, teniendo la Guardia Civil que repeler esta agresión con descargas, tras los previos toques reglamentarios. Según el periódico “La Correspondencia de España”, la noticia del arresto de Franchy Roca, había sido propagada por el Partido Republicano para alterar el orden, intento que según este periódico tuvo su éxito produciéndose un motín ciudadano ya que los obreros armados habían intentado agredir a la Guardia Civil.
b). La Guardia Civil, no dio los avisos de carga reglamentarios y no hubo ataque de ninguna clase, según esta versión la piedra que alcanzo el frontis del colegio fue lanzada desde la casa de enfrente del colegio, casa que era el Comité del Partido Liberal.
Como era de esperar la noticia hizo correr ríos de tinta, tanto en el archipiélago como en España, publicándose testimonios de testigos directos de los hechos, destacando los tres siguientes, por emitir sus testimonios sobre lo ocurrido en los distintos espacios físicos donde tuvo lugar la tragedia.
JUAN SINTES, que se encontraba junto a la ventana del colegio electoral, en ese momento vio caer algunas piedras que no produjeron daño de ningún tipo, no oyendo en ese momento ningún disparo e inmediatamente oyó la voz de “fuego”, produciéndose la primera descarga de la Guardia Civil.
ALBERTO LAINEZ, comandante retirado de Infantería, comentó que justo antes de suceder los graves hechos, la Guardia Civil había tomado posición a la derecha e izquierda del colegio y que la gente alrededor reunida, unos doscientos según él, prestaban gran atención de lo que sucedía en la calle, que en el momento en él que procedía a ver la fragata Sarmiento en el Puerto oyó la descarga de la Guardia Civil, sin oír en absoluto el toque de aviso pertinente, el cual hubiera oído al encontrarse bastante cerca de la formación de la Guardia Civil.
JUAN RAMIREZ VIERA, miembro de la Cruz Roja que se encontraba en el lugar de los hecho, relató que al producirse la descarga vio caer gravemente herido a Pedro Montenegro, que al irlo a socorrer requirió la ayuda de otro ciudadano, el cual se mostró remiso por si se producía otra descarga, Ramírez lo convenció enseñándole el carnet de la Cruz Roja. Cuando llegaron hasta Montenegro, Ramírez levantó el brazo con el carnet para que el otro ciudadano pudiera observar cómo se encontraba, poco después se produjo una ráfaga que tumbó al ayudante sobre el cuerpo de Montenegro, esta persona que ayudaba a Ramírez Viera se llamaba Juan Pérez Cruz y esa ráfaga le produjo la muerte.
Estos hechos despertaron la conciencia social del archipiélago y se constituyeron órganos de colaboración con las familias, partiendo de numerosas asociaciones y periódicos de la época.
En mayo de 1912, se aprobó por parte del Ayuntamiento de Las Palmas donar 2.000 pesetas entre los familiares de las víctimas, aprobando también que la distribución de ese dinero fuera a cargo del concejal del Ayuntamiento Salvador Pérez Miranda. Por familias se repartiría de la manera siguiente: A Laureana Santana, viuda de Juan Vargas 800 pesetas, a Tomasa Santana, viuda de Juan Pérez Cruz 400 pesetas, a Carmen Ortega viuda de Cosme Ruíz 400 pesetas, a Isidora Montenegro hermana de Pedro Montenegro 200 pesetas, a Carmen Vera madre de Vicente Hernández 200 pesetas, estas 200 pesetas de la madre de Vicente Hernández no se pudieron entregar al mismo momento que a las demás familias al residir en Lanzarote.
JUICIO.
A principios de febrero de 1912, el Tribunal militar que instruía el sumario, ordenó la prisión del Teniente Abella, señalando la celebración del Consejo de Guerra, para el 28 de marzo de 1912, presidiendo el Consejo el Sr. March, Capitán General del Archipiélago y notificándose que el Coronel Burguete sería el encargado de la defensa, a pesar de estar previsto para esta fecha, el Consejo de Guerra, no se celebró hasta principios de 1913.
Durante la vista fueron llamadas a declarar numerosas personas, lo que ofreció una cantidad importante de versiones, algunas muy contradictorias en lo esencial de lo que juzgaba, primero si la Guardia Civil había sido agredida y segundo si se había procedido a los avisos reglamentarios antes de abrir fuego.
JUAN BÁEZ, el candidato independiente en las elecciones de ese colegio, al estar presente cerca de la mesa, apuntó un hecho importante ya que según su versión, Santiago Lorenzo entregó al presidente de la mesa un documento y que este lo firmó sin leer, según Báez “debía ser la protección de auxilio a la guardia civil”. Sobre el momento en él que se produjeron los disparos, Báez añadió que en ese momento se encontraba en una de las ventanas del colegio hablando con Juan Sintes, que se encontraba por fuera y sintió una piedra en la pared, inmediatamente oyó “preparen, apunten, fuego” y las ráfagas, Según la declaración de Báez, a parte de la piedra que chocó contra la pared del colegio, no oyó ninguna piedra más, ni disparos de pistolas, ni siquiera algún insulto a la Guardia Civil.
ISIDRO DÍAZ QUEVEDO, actuaba en aquellas elecciones de apoderado del partido republicano, según su testimonio fue él mismo el encargado de salir a desmentir la noticia, que había circulado, en relación con la detención de Franchy Roca, con lo que se calmaron bastante los ánimos, manifestó también que dentro del colegio electoral se encontraban varios guardias municipales, vestidos de paisanos que entraban y salían de la sede del partido liberal y del colegio y en ningún momento se les llamó la atención por tal extremo, ni siquiera a un funcionario del ayuntamiento que saliendo del comité del Partido Liberal entró en el colegio para repartir candidaturas dentro del mismo, en cuanto al momento de la descarga Isidro Díaz comentó que se encontraba junto a la ventana sur del colegio esperando el comienzo del escrutinio, cuando se oyó un ruido junto a la ventana, ruido al que las personas que estaban dentro del colegio no le dieron ninguna importancia, sonando a continuación dos descargas, ocultándose en el patio con otras personas hasta que finalizaron las descargas.
Importante dato en esta declaración, es que tampoco oyó ningún toque de atención ni escuchó más disparos que los realizados en las descargas.
ANTONIO MILLARES LÓPEZ, que se encontraba en el momento del suceso en la calle Carvajal manifestó durante su declaración que no oyó toques de atención, ni tampoco provocación o insultos a la Guardia Civil por parte de los presentes.
TENIENTE ALMANSA, manifestó que en el momento que el Teniente Abella se encargaba de ponerse al frente de las fuerzas de caballería fue agredido, dando la orden de fuego, teniendo que ponerse él mismo al frente de la caballería hasta la llegada del Capitán Valdés.
FRANCHY ROCA, curiosamente la defensa y la acusación renunciaron a oír su declaración.
Tras las declaraciones, la defensa y la acusación expusieron sus informes, el fiscal solicitó la pena de doce años de prisión mayor, separación del servicio y una indemnización de mil quinientas pesetas por cada una de los fallecidos. Por su parte, la defensa solicitó la absolución del Teniente.
Posteriormente, el juez ordenó la presencia del acusado para comprobar si tenia algo que agregar a sus declaraciones anteriores, el Teniente Abella se reafirmó en todo lo que había declarado con anterioridad, manifestando que había cumplido estrictamente con las ordenanzas y reglamentos del cuerpo. Quedando después de todas las declaraciones a la espera del dictamen del Capitán General.
En julio de 1913, fue dictada la sentencia del Consejo de Guerra, absolviendo al teniente Abella, lo cual creó un enorme revuelo popular, convocándose una manifestación por las calles de la ciudad, colocándose al frente de la manifestación un vehículo con coronas de flores en recuerdo y respeto de las víctimas, la manifestación culminó en el cementerio, depositándose las coronas en las tumbas, el periódico “El Tribuno” publicó el siguiente artículo:
Foto: FEDAC |
La manera de apreciar los hechos es distinta. El Tribunal, absuelve. La vindicta pública condena.
No discutimos. Afirmamos que la vindicta pública no está satisfecha.
Triste es el hecho, pero es preciso anotarlo como un caso más en que el sentido de Justicia innato en todas las almas honradas y en todas las sociedades, se halla en absoluto desacuerdo con la Justicia escrita y elevada a la práctica”.
En recuerdo de VICENTE HERNÁNDEZ VERA, PEDRO MONTENEGRO GONZÁLEZ, JUAN PÉREZ CRUZ, COSME RUÍZ HERNÁNDEZ, JUAN TORRES LUZARDO Y JUAN VARGAS MORALES, los cuales se merecen todas las honras
que les tributemos.
Fdo. Jorge Pulido Santana,