Hay
días que no deberíamos permitirnos el lujo de olvidar, el 20 de
julio debería ser uno de ellos, el 20 de julio de 1936 nos
dinamitaron nuestra casa “la Casa del Pueblo”, las veces que he
tenido la oportunidad de hablar con personas que la conocieron en
pie, la recuerdan o muchos la recordaban, porque lamentablemente han
fallecido, como humilde por fuera y “grande” por dentro,
en ella se convocaban importantes reuniones obreras, pero también se
aprendía a dibujar, leer o simplemente se jugaba.
Afortunadamente
se ha escrito algo y además muy bien sobre este tema, pero hoy me
gustaría exponer algunas referencias de la peculiar historia de una
de las personas relacionadas con los hechos que ocasionaron que
volaran nuestra casa.
El
14 de agosto de 1936, en el “Diario de Las Palmas” se publica el
siguiente articulo:
“Busca y captura de Pedro Perdomo Pérez.Uno de los autores materiales del asesinato de dos soldados – se ofrece por la autoridad militar, una gratificación de dos mil pesetas a quien de indicios de su paraderoComo se sabe, el día 21 del pasado mes de Julio fueron cobardemente asesinados en La Isleta dos soldados del Regimiento de Infantería, cuando cumplían con sus deberes impuestos por el Ejército y la salvación dela Patria. Uno de los autores materiales fué el chofer, llamado Pedro Perdomo Pérez, y la autoridad militar ha ordenado la busca y captura del mencionado chofer para que responda ante la Justicia militar de su reprobable conducta y al efecto se han redoblado las pesquisas y gestiones hasta descubrir su paradero.La autoridad militar, velando por el prestigio del Ejército, ha venido por medio de sus agentes realizando gestiones activísimas para que no quede impugne tan cobarde asesinato y al efecto a ordenado la publicación en la prensa de un grabado con la fotografía del citado chófer con el ruego al público en general de que cumpla su deber esforzándos en dar alguna referencia acerca de su paradero.Se hace presente, que la persona que facilite la confidencia, será gratificada con la suma de dos mil pesetas aparte de cumplir con su deber de ciudadanía.”
Damos
un salto en la historia y nos encontramos en abril de 1969, cuesta
imaginarlo pero si hacemos un esfuerzo podemos ver a un señor
sexagenario entrando por la comisaria de la Plaza de La Feria en Las
Palmas de Gran Canaria y decirle a un agente:
“Me llamo Pedro Perdomo Pérez y vengo a presentarme. Hace ahora 33 años que estaba oculto en una habitación y quiero acogerme a la generosidad del Gobierno español, gracias al decreto de prescripción de delitos anteriores al fin de la guerra civil española.”
Pedro
Perdomo había estado 33 años escondido en 2 casas de La Isleta,
los primeros 17 años en la calle Bentagache, junto a lo que
conocemos como “el torreón” y los otros 16 años en la
calle Alcorac, curiosamente varios sobrinos que vivían en esa misma
casa desconocían que estaba escondido en ella.
En
una de las entrevistas que le hicieron tras saltar la noticia
comentaba “se siente uno extraño, como nacido de nuevo. Aunque
se conoce la ciudad, se le ve de pronto tan transformada que parece
nueva...”